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destrucción de lo que antes fue un cerebro altamente inteligente, residió la
respuesta a la obsesión religiosa de Cecil Kroon... De ese modo Kroon pereció en lo
que él hubiera descrito como «el modo de toda la carne». Y el grupo todavía seguía
delante... ¿Por qué?
 ¿Por qué?  preguntó Terry Land de súbito. Las dos únicas sílabas
rezumaban significado. Tiger Brooks le miró, esperaba que Land no estuviese des-
moronándose... No podían permitirse el lujo de perder a nadie más del mismo modo
que perdieron a Donovan.
 ¿Qué pasa, Terry?
 Sé lo que quieres decir  intervino Cookson  Te refieres a por qué seguimos
adelante. Intentas preguntar ¿por qué... vivir?
 ¿Por qué vivir?  repitió Brooks  . ¿Qué clase de pregunta es esa?
 Es la más remota cuestión filosófica formulada en el mínimo de palabras 
contestó Cookson  Mira, ¿cuál es el propósito básico de toda filosofía, excepto el
enigma del «por qué vivir»?
Seguían caminando por la jungla púrpura.
 Sigo sin entenderte  dijo Tiger Brooks.
 ¿Para qué estamos aquí? Pongámoslo de esa manera. ¿Para qué es todo?
Mira, en un planeta civilizado, nos demos cuenta o no, tenemos alguna clase de
poder impulsor, la ambición. Un hombre querrá ganar más dinero, poseer una
vivienda mayor, quizá ser dueño de una isla. Ansiará ser el amo de dos o tres
satélites, quizá sueñe con la concesión de los derechos mineros de un par o tres de
sistemas extra-galácticos. O puede poseer cualquier clase de ambición. Puede que
ésta sea puramente mental, espiritual o psicológica. Quizá sólo desee tener
mayores músculos y pasarse la vida en los gimnasios astrales, entrenándose y
recibiendo radiaciones terapéuticas. Cualquiera que sea su clase de ambición hay
algo en ella que le impulsa. Cuando el hombre deja de luchar, ha muerto.
 No estoy conforme del todo  dijo Terry Land  . ¿Qué hay de esos fulanos
que se contentan con todo, profesor?
 En realidad no están satisfechos  repuso Cookson  . Tenemos el caso del
capitán espacial retirado que desea dirigir una granja avícola. O cultivar plantas
artísticas en un chalecito junto al mar. Bello pensamiento, ¿verdad? Muy
satisfactorio, muy pacífico. Pero realmente él no se siente contento. Cada año trata
de criar plantas más grandes y mejores. Ha bajado tanto sus miras que en realidad
no le preocupa criar mejores y mayores plantas, sino que enfoca hacia eso su
espíritu de lucha. Puede que le guste construir maquetas. Que siga metiendo barcos
en botellas hasta que se les acaben tanto los frascos como los barquitos... pero
cada vez, fíjate bien, lucha por conseguir la máxima perfección, mayores detalles.
Tiene ambición, aunque sea tan pequeña que se necesite una especie de
microscopio psicológico para localizarla, para definirla. Un hombre sin ambición es
un ser que ha perdido el básico impulso vital. Tiene, en teoría psicológica de
cualquier orden, una cesación de vivir. Está muerto prácticamente. En los anales de
la literatura de horror se nos presenta con frecuencia al viejo tipo de espectro, el
fantasma sin cuerpo... un espíritu. Pero hay una cosa infinitamente peor y que es el
reverso exacto de la proposición original... el cuerpo sin espíritu. ¡Tú lo has visto!
¡Muertos caminando! Hombres sin impulso. Hombres sin ambición. Siguen viviendo
y respirando y tienen reflejos cardíacos, pero están muertos. De manera que usted
pregunta «¿Por qué?», ¿no es cierto, señor Land?
Terry asintió. Chap, chap, chap, hacían sus botas en el agua putrefacta. Drip,
drip, drip, las gotas de las ramas sobre sus cabezas. Puff, hizo el inevitable cigarrillo
empeñado en una batalla por la existencia contra la goteante humedad de aquella
fétida jungla.
 Tenemos que continuar adelante porque necesitamos fijarnos alguna clase de
meta y objetivo dijo Cookson reflexivamente  . Si nos detenemos una vez,
estaremos tan muertos como los troncos y la goteante y podrida vegetación que nos
rodea.
 ¿Pero cuál es nuestra meta?  insistió Terry Land.
 ¡No lo sé... y desearía saberlo! Algo en derredor no tiene sentido. Mi mente es
una masa de teorías imposibles y de desesperadas esperanzas. Y de la esperanza
al miedo... confío en no seguir el mismo camino que Donovan.
 Yo también lo espero. Si algo puede sacarnos de esto, es tu cerebro, profesor.
 ¡Vuestra esperanza sería mejor si la quitarais de mí y la fraguarais dándole la
forma de un cohete espacial!  dijo Cookson  . Porque como máquina pensante
creo ser singularmente insatisfactorio por el momento. Ha de haber un molde
general aquí, si es que estamos todos cuerdos  ordenó que hicieran alto  .
Caballeros, quiero que me digáis una cosa con la mayor seriedad, ¿mi
comportamiento en algún instante durante esta expedición os ha hecho creer que
estoy o estaba en peligro de sufrir un colapso mental?
 No contestó Terry Land  . Creo que eres el hombre más cuerdo de la
expedición.
¿Estáis todos de acuerdo?
Hubo murmullos de asentimiento.
 Si te sirve de consuelo, yo diría que eres el último hombre que correría peligro
de perder el juicio  dijo Tiger Brooks.
 ¿Así que mis facultades siguen funcionando? Son pues los hechos los que
están boca arriba.
 ¿Qué quieres decir exactamente con que los hechos están boca arriba? Sé
que hay mil y una cosas imposibles pero que han sucedido...
 Bueno, lo que quiero decir, para empezar... nos estrellamos sin razón aparente.
Parece que hemos sido atrapados por una peculiar fuerza envolvente, una especie [ Pobierz całość w formacie PDF ]

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